Podemos comenzar por definir cada palabra con la herramienta favorita de mi madre: El mataburro (así llama mi madre al diccionario).
Del DRAE.
- Arte: 1. amb. Virtud, disposición y habilidad para hacer algo.
- Marcial: 1. adj. Perteneciente o relativo a la guerra, la milicia o los militares.
- Sistema: 1. m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí.
- Defensa: 1. f. Acción y efecto de defender o defenderse.
- Deporte: 1. m. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
- Contacto: 1. m. Acción y efecto de tocarse dos o más cosas.
Podemos comprender entonces que, en principio, las artes marciales fueron concebidas para la GUERRA; para defenderse de posibles agresiones. Para la época en que fueron concebidas (muchos antes de que se "acuñara" el concepto en sí) se aplicaba muy bien aquello de "Si vis pacem, para bellum", podríamos decir que fueron creadas como SISTEMAS DE DEFENSA. No eran épocas fáciles.
Ahora, en la actualidad vemos que existe una faceta deportiva de lo que en otrora se creara para defender la propia vida. Las han metido en una caja, las han limitado y las han "reglado".
Pasamos entonces a la pregunta(s) importante(s): ¿Realmente soy artista marcial?, ¿Puedo defender mi vida con los conocimientos que tengo?, ¿Para qué entreno?, ¿Estoy realmente preparado para un enfrentamiento real, fuera del "ring", sin reglas, sin jueces, donde lo único que me estoy jugando es la vida?, ¿Hasta qué punto el "deporte" le resta mérito la esencia del arte que digo practicar?
No pretendo herir sensibilidades con esta publicación, sólo es un punto de vista bastante personal. Como siempre, estoy abierto a sus sugerencias y críticas, siempre y cuando sean en aras de construir y hacer mejorar este blog.
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